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miércoles, 20 de abril de 2011

Desastre...¿natural? (Por:Cecilia Alejandra Amador García)

Terremotos, tsunamis, centrales nucleares...resultado: UN TOTAL DESASTRE!!!

¿Se trató de un desastre, o un desastre natural, que por definición está más allá de nuestro control?
Japón se encuentra en una zona sísmica y los habitantes de este sabían del riesgo en el que estaban. La prevención de estos desastres, consiste principalmente en medidas razonables, para minimizar los estragos que éstos puedan causar a la sociedad humana.
En el caso de Japón, todo lo anterior, lo tomaron en cuenta, pero...todos los eventos superaron todas las previsiones.
En Fukushima se produjo una explosión que liberó gases radiactivos a la atmósfera...bueno, un terremoto es un fenómeno natural, impredesile e inevitable. Pero se convirtió en una catástrofe humana, yaque Japón es una zona sísmica; por lo tantoo los habitantes sabían del riesgo al que estaban propensos.
¿Acaso los ingenieros nucleares en Japón no tomaron las medidad adecuadas? Parece ser que sí...pero los eventos sucedidos superaron las previsiones.
El temblor, combiado son el tsunami, cortó la energía eléctrica que alimenta las bombas de agua, y obviamente dañó las plantas de emergencia. Así que los reactores quedaron en reisgo de sobrecalentarse y fundirse, con lo que el material radiactivo podría atravesar la pared de acero del reactor y la doble cubierta de hormigón que lo protege, quedando expuesto y generando una contaminación desastrosa, como ocurrió en Chernobyl en 1986.

INVESTIGACIÓN:

Un terremoto de casi nueve grados en la escala de Richter, sucedió en Japón el día 11 de marzo del presente año a las 14:46 hr local. El epicentro se localizó en el Océano Pacífico, a 10 km de profundidad, a unos 130 mh de la Península de Ojika.
Como e cualquier catátrofe, los primeros datos son confusos, sin cifras confirmadas. La policía nipona habló inicialmente de tan solo 32 murtos confirmados y de un número indeterminado de heridos, pero el  número podría elevarse a varios millares.
Como el movimiento de placas tectónicas se ha producido en el océano, se han provocado olas de más de diez metros de altura que podrían afectar a países muy diversos. La expansión de los efectos viaja en todas direcciones y por lo tanto este brusco movimiento del suelo oceánico puede acabar afectando a varios países. Este tsunami podría llegar a causar más muertos que el propio terremoto si los países no estuvieran en alerta. Entre estos, se encuentran unos veinte países que han activado esta alarma: Rusia, Taiwan, Nueva Zelanda, Filipinas, Indonesia, Papúa, Nueva Guinea, Fiji, México, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua, Panamá, Honduras, Chile, Ecuador, Colombia, Perú y el estado de Hawaii en Estados Unidos.
Desde que en 1923 un terremoto de 7.9 en la escala de Richter matase a más de 140 000 personas, este país decidió que tendría que minimizar los efectos de las catástrofes naturales. Los niños japoneses aprenden en la escuela cómo defenderse en la calle o el interior de los edificios de los peligros de un terremoto. La construcciones deben seguir unas estrictas normas para poder soportar los movimientos de tierra más intensos, lo que en este caso ha evitado un desastre muecho mayor.



Japón sigue en estado de alerta por los problemas en la planta nuclear de Fukushima y los peligros de radiación en los alrededores de la misma. Durante el día de ayer la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón elevó el nivel de gravedad del desastre a 5, lo cual implica que el mismo es considerado un accidente nuclear "con consecuencias de mayor alcance" en lugar de "con consecuencias locales" (nivel 4).

Como comentábamos hace algunos días, la situación ha reavivado dudas sobre la seguridad de la energía nuclear y ha llevado a países como Alemania, China y Venezuela a revisar planes relacionados a este tipo de energía.

Pero ¿puede este desastre significar un punto de inflexión real en el desarrollo de energía nuclear? Con un poco de agua bajo el puente, las miradas sobre la viabilidad de la energía nuclear se vuelven menos apasionadas y más pragmáticas.
Desde The Wall Street Journal, un columnista de negocios señala que aunque se registren muertes por radiación en Fukushima, las mismas seguramente serán modestas en comparación con las muertes provocadas por la minería o la industria del carbón. Y que luego de uno de los mayores terremotos en la historia de Japón, sólo una planta fue dañada y sólo en sus sistemas de respaldo.
También señala que de las energías renovables, la más extendida es la hidroeléctrica en países con grandes cursos de agua, pero que fuentes solares y eólicas están avanzando en forma lenta y que sólo podrían reemplazar a la energía nuclear en -como mínimo- una generación.

En la misma línea, The Australian indica que la crisis de Japón puede tener efecto en aquellos países que todavía no tienen centrales, pero que en otros donde ya existen planes o proyectos, sólo habrá un retraso de los mismos -incluso en Japón-.

Siguiendo un tono similar, pero no tan en favor de la industria, el reconocido periodista ambiental inglés George Monbiot escribe en The Guardian que más allá de los peligros y problemas de la energía nuclear, ésta es mejor que el carbón (principal causante de emisiones de gases que causan el calentamiento global).

"Desprecio y le temo a la industria nuclear tanto como cualquier otro ecologista: todas las experiencias han demostrado que, en la mayoría de los países, las compañías que la integran son canallas oportunistas cuyo negocio se originó como un subproducto de la producción de armas nucleares", dice. "Pero, a pesar de la fuerza de los argumentos del movimiento anti-nuclear, no podemos dejar que el sentimentalismo histórico no nos deje tener una visión más amplia. Aún cuando las plantas nucleares van terriblemente mal, crean mucho menos daño al planeta y a las personas que las plantas de carbón operando normalmente".

Monbiot agrega que, en la lucha contra el cambio climático, dejar a la energía nuclear (que no genera emisiones) afuera no es una opción. Por supuesto, aboga por reglas claras sobre el origen y destino de los materiales y desechos, y de una lista de proveedores 'limpios'.

Opuestamente a estos argumentos, la investigadora Natalie Kopytko -que estudió los efectos de desastres naturales en plantas nucleares- se expresó en contra del avance de este tipo de energía en The Guardian.

Según Kopytko, sin importar cómo se construya una planta, siempre requiere estar ubicada en zonas costeras o cerca de grandes cuerpos de agua, ya que necesita de este recurso para funcionar. Así, frente a grandes tormentas las plantas corren peligro de inundaciones y fallas como la de Fukushima. Además, si el cambio climático sigue su curso, las tormentas serán mucho más grandes que los registros históricos utilizados para hacer los cálculos de seguridad de las plantas.

"En Chernobyl se culpó a los Soviéticos y al diseño de sus reactores. La culpa de Fukushima será depositada en la escala del desastre y quizá también en el diseño. La industria nuclear cambiará algún detalle y nos asegurará que todo estará bien. […] Cada vez que un accidente pasa, se posa la culpa en circunstancias excepcionales. ¿Cuál será la próxima?", se pregunta.

Sin duda, el debate todavía no terminó. Ustedes, ¿de qué lado están?



DIFERENCIAS ENTRE FUKUSHIMA Y CHERNOBYL


El 26 de abril de 1986, el peor del mundo de accidentes de las centrales nucleares se produce en la central nuclear de Chernobyl en la Unión Soviética. Treinta y dos personas murieron y decenas más sufrieron quemaduras de radiación en los primeros días de la crisis, pero sólo después que las autoridades de Suecia informó de las consecuencias autoridades soviéticas se admiten a regañadientes que un accidente había ocurrido.


 

La estación de Chernóbil estaba situada en el asentamiento de Pripyat, cerca de 65 millas al norte de Kiev en Ucrania. Construido en la década de 1970 a orillas del río Pripyat, tenía cuatro reactores de Chernobyl, cada uno capaz de producir 1.000 megavatios de energía eléctrica. En la noche del 25 de abril de 1986, un grupo de ingenieros comenzó un experimento de ingeniería eléctrica en el reactor número 4. Los ingenieros, que tenían poco conocimiento de la física del reactor, quería ver si la turbina del reactor podría funcionar las bombas de agua de emergencia en el poder de inercia.
 

Como parte de su experimento mal diseñado, los ingenieros de sistemas desconectados del reactor de seguridad de emergencia y su sistema de energía de regulación. A continuación, se agrava esta imprudencia con una serie de errores: Se corrió el reactor con una potencia tan baja que la reacción se convirtió en inestable, y entonces se quita 

demasiadas barras de control del reactor en un intento de ponerlo en marcha otra vez. La salida del reactor se elevó a más de 200 megavatios, pero fue cada vez más difícil de controlar. Sin embargo, a las 1:23 am el 26 de abril, los ingenieros continuaron con su experimento y apagar el motor de la turbina para ver si su inercia poder girar las bombas que el reactor de agua. De hecho, no se tuvieron suficientemente en poder de las bombas de agua, y sin refrigeración por agua el nivel de potencia en el reactor aumentó.


Para evitar la crisis, los operadores de todos los reinsertados de las 200 algunas barras 

de control en el reactor a la vez. Las barras de control estaban destinados a reducir la reacción, pero tenía un defecto de diseño: consejos de grafito. Por lo tanto, antes de la barra de control de cinco metros de material absorbente pueda penetrar en el núcleo, 200 
puntas de grafito al mismo tiempo entró, lo que facilita la reacción y causando una explosión que hizo volar la tapa pesada de acero y hormigón del reactor. No fue una explosión nuclear, como plantas de energía nuclear son incapaces de producir una reacción, pero fue química, impulsada por la ignición de gases y vapor que se genera por la reacción fuera de control. En el fuego y la explosión que siguió, más de 50 toneladas de material radiactivo fueron liberadas en la atmósfera, donde fue llevado por las corrientes de aire.
 

El 27 de abril, las autoridades soviéticas comenzaron la evacuación de los 30.000 habitantes de Pripyat. El encubrimiento se intentó, pero el 28 de abril las estaciones de vigilancia radiológica de Suecia, más de 800 kilómetros al noroeste de Chernobyl, informaron los niveles de radiación 40 por ciento superior a lo normal. Más tarde ese día, la agencia de noticias soviética reconoció que un accidente nuclear importante había ocurrido en Chernobyl.
En los primeros días de la crisis, 32 personas murieron a causa de Chernóbil y decenas más sufrieron quemaduras por radiación. La radiación que escapó a la atmósfera, que fue varias veces la producida por las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki, se extendió por el viento sobre el norte y este de Europa, la contaminación de millones de hectáreas de bosques y tierras de cultivo. Se estima que 5.000 ciudadanos soviéticos finalmente murió a causa de la radiación del cáncer y otras enfermedades, causadas por su exposición a la radiación de Chernobyl, y millones más han afectado negativamente su salud. En 2000, los reactores de Chernobyl último trabajo se cerraron y la planta fue cerrada oficialmente.




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